El liderazgo cristiano es un llamado a servir con excelencia y a guiar con responsabilidad. Prepararse en esta área no es opcional, sino esencial para quienes desean impactar la iglesia y la sociedad con una visión fundamentada en la Palabra de Dios. No se trata de un privilegio exclusivo para algunos, sino de una necesidad para todos los que han sido llamados a liderar. El apóstol Pablo exhorta:
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15, RV1960).
Esta preparación implica no solo el discipulado, sino también una formación estructurada que proporcione herramientas sólidas para ejercer un liderazgo eficaz.
La importancia de una preparación integral
El liderazgo cristiano abarca dimensiones espirituales, organizacionales y estratégicas. Jesús mismo dedicó años a formar a sus discípulos antes de enviarlos a la gran comisión. De igual manera, quienes lideran en la iglesia y en el ámbito empresarial deben reconocer la necesidad de capacitarse continuamente. Sin una preparación sólida, el liderazgo puede debilitarse y perder dirección.
“El corazón del prudente adquiere sabiduría; y el oído de los sabios busca la ciencia” (Proverbios 18:15, RV1960).
Si bien la experiencia práctica es valiosa, el conocimiento profundo permite una mejor toma de decisiones y una gestión más efectiva de los recursos y ministerios. La iglesia en crecimiento necesita líderes equipados para afrontar desafíos teológicos, administrativos y sociales con una base firme.
Liderazgo con visión de impacto
Un verdadero líder no solo transmite conocimientos, sino que moldea vidas. Para ello, es fundamental desarrollar habilidades de comunicación, gestión y planificación. La Biblia señala:
“Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena; pero bienaventurado el que guarda la ley” (Proverbios 29:18, NVI).
Esto resalta la importancia de una formación que permita establecer objetivos claros y estrategias efectivas para el avance del Reino de Dios. Sin una preparación adecuada, el líder corre el riesgo de actuar de manera improvisada o ineficaz, lo que podría debilitar su impacto en la comunidad.
En el ámbito empresarial cristiano, la capacitación también es crucial. Un empresario que comprende principios bíblicos de liderazgo puede generar un impacto positivo en su entorno. La integridad, la administración sabia y la ética son pilares fundamentales para la sostenibilidad de cualquier proyecto.
Discipulado y formación: un equilibrio esencial
El discipulado es la base del crecimiento espiritual. Jesús enseñó con paciencia y dedicación a sus seguidores, pero cuando la iglesia crece, se requiere una estructura formativa que complemente el discipulado con conocimientos organizados y aplicables. La formación no debe verse como un lujo, sino como un mandato para todos los que desean ser fieles en su llamado.
Pablo escribió a Timoteo:
“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2, RV1960).
La formación de líderes no solo es una inversión personal, sino una responsabilidad que garantiza la continuidad de una enseñanza fiel a la Escritura.
Universidad Cristiana Logos: un espacio para el crecimiento en liderazgo
Para quienes desean una preparación sólida en liderazgo cristiano, la Universidad Cristiana Logos ofrece programas diseñados para capacitar a ministros, líderes y empresarios desde una perspectiva bíblica. La formación sistemática fortalece la visión del liderazgo y proporciona herramientas clave para la gestión eclesial y organizacional.
Invertir en preparación no es una opción secundaria, sino una necesidad imperativa para aquellos que desean cumplir su llamado con excelencia y compromiso.
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https://www.liderazgo.education/
Por María del Pilar Salazar
Decana Académica
Univ. Logos
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