Nos parece importante ampliar la explicación a tu pregunta respecto del hablar del cristiano, por eso te incluimos esta hoja.
Como te digo en el cuaderno, el cristiano no debe “hablar por hablar” sino que el propósito debe ser “dar gracia a los oyentes” Efesios 4:29.
¿Qué quiere decir esto? Pues que todas las personas tienen necesidad de algo serio, pero la gente no se atreve a hablarlo con cualquiera. Así debemos estar en las conversaciones con otros atentos a “descubrir su necesidad” y darle palabra de ayuda.
Es muy importante escuchar más que hablar, tratar de entender bien lo que nos dicen para responder apropiadamente. También contamos con el Espíritu Santo para llegar “hasta lo que no dicen, pero nos quisieran decir”.
El hablar con las personas puede ser un “ministerio de la Palabra” ¿Cómo podemos llegar a saber lo que le pasa a esa persona, sea hermano o incrédulo para ayudarle eficazmente? Es escuchándole con amor. En esa charla que tenemos con él, nos cuenta, le preguntamos, nos dice… y en un interés sincero vamos discerniendo su problema para darle la palabra adecuada. Las preguntas sobre su situación son muy eficaces para entender lo que quiere decirnos y a él le sitúan en la realidad.
Esto no podrá hacerse precipitadamente. Estamos hablando de que las personas tienen heridas que deben ser sanadas, y podemos ilustrarlo con el médico que recibe al enfermo y le manda medicinas. Hay médicos que apenas escuchan al enfermo y enseguida le recetan, el paciente sale de allí decepcionado, y piensa ¡Ni tan siquiera me ha escuchado! ¿puede esta persona tomar con fe la medicina? No lo creo, mas bien tendrá dentro la pregunta ¿cómo puede mandarme esto si no sabe lo que me pasa? Sólo cuando el médico se interesa de verdad por el paciente y le pregunta hasta que el enfermo se siente comprendido en su problema, éste puede salir tranquilo de la consulta y aliviado. ¿Hacemos así en nuestro hablar como cristianos? ¿mucha gente no queda con la impresión de que le largamos “el royo espiritual” pero no les hemos escuchado? ¿Cómo no decir que cuando una persona se siente escuchada YA ha recibido alivio? y ¿cómo no decir que cuando escuchamos y entendemos su problema podemos dar en pocas palabras justo lo que necesita?
Pero como reglas generales, vemos en este pasaje de Efesios 4:25-32. escrito abajo, estas líneas de consejo para cuando hablamos:
- No mentir, sino hablar la verdad con los demás.
- Nos permite airarnos… pero sin blasfemar o insultar gravemente al otro.
- No está nada bien que digamos “palabrotas”. Con esto contristamos al Espíritu Santo.
- Toda la amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia del vers. 31, sale por la boca en forma de palabras; y esto tampoco está bien en un cristiano.
“Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.
El que hurtaba, no hurte más: sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para qeu tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Referencias Bibliográficas
- José Luis y Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
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