Las palabras que usamos y la forma en que las usamos tienen un gran poder en nuestras vidas y en los grupos u organizaciones a los que pertenecemos, incluso pueden cambiar la manera en que funcionan estos. A veces no nos damos cuenta de cómo nuestras palabras pueden afectar a las personas a nuestro alrededor, lo cual también se aplica cuando lideramos un equipo. Incluso frases que decimos sin pensar pueden tener un efecto profundo en la gente.
A veces creemos que lo único importante para la organización es tener una idea o una visión grandiosa y emocionante. ¡Claro que tener una gran idea y visión es importante!, por supuesto que es necesario hablar de ello de una forma efectiva, pero cuando se trata de comunicar y liderar una organización, hay más cosas acerca de la comunicación que también lo son.
Decir palabras es algo que hacemos naturalmente, a veces sin pensar. Pero no subestimes el poder que tienen para influir en el lugar en el que estás y cómo afectan a la comunidad u organización a la que perteneces. Si queremos hacer cosas buenas y cambios positivos, es necesario detenerse un momento, pensar en lo que decimos y cómo lo decimos, y también escuchar lo que los demás tienen que decir.
Veamos a continuación algunos elementos importantes para tener en cuenta en el uso de las palabras, para que nuestra comunicación realmente sea eficiente y constructiva en las áreas de liderazgo donde seamos parte:
Cada industria tiene un vocabulario
¿Sabías que cada industria, cada organización y hasta cada grupo de amigos tiene su propio vocabulario? Es como si hablaran su propio idioma. Las personas que están adentro entienden esas palabras que pueden sonar extrañas para los que están afuera. De hecho hay sectores, que están en un permanente cambio en el uso de su vocabulario, por ejemplo el área de la tecnología, ¡las palabras que se usan cambian a un ritmo impresionante!
¿Alguna vez te has dado cuenta de que muchas iglesias siguen usando el mismo lenguaje de hace décadas, incluso generaciones? Mientras la cultura a nuestro alrededor cambia, seguimos hablando igual, y eso nos hace parecer desactualizados. A medida que la sociedad y su cultura cambia a nuestro alrededor, nuestro lenguaje, en algunos casos, ha quedado exageradamente descontextualizado, y sonamos cada vez más irrelevantes.
Ser auténticos en el lenguaje que usamos
La confianza es clave en cualquier relación, y ser auténticos en nuestras relaciones y en el lenguaje que usamos es extremadamente importante. Cuando estamos demasiado ocupados como para no interesarnos realmente en las personas, la confianza se desgasta y las barreras se levantan. A veces, solo nos enfocamos en la parte administrativa y en los plazos, olvidándonos de las personas detrás de las tareas.
Los líderes de iglesia, normalmente llegan a esa posición porque inicialmente tienen un deseo genuino de ayudar a otros, y para desarrollar esto, uno de los elementos que usan es el lenguaje, suelen tener el don de comunicarse con la gente, ¡pueden hablar con cualquiera en cualquier momento sobre cualquier cosa! Pero a medida que el estrés del liderazgo aumenta, es fácil enfocarnos solo en las tareas y perder esa conexión humana. Convertimos las relaciones en transacciones, y eso no está bien. Las charlas triviales sobre las cosas que importan a las personas de nuestro equipo no son triviales en absoluto; son enormemente importantes.
Cuando estamos en equipos grandes con muchos líderes, es fácil perder ese toque personal. A veces, tratamos a los voluntarios como si fueran empleados, y eso no está bien. Necesitamos recordar que son voluntarios, no están aquí por un salario, están aquí porque quieren hacer la diferencia.
Un análisis sincero del vocabulario de las culturas de nuestras iglesias implica mirar cómo motivamos a nuestro personal y a los voluntarios. Tristemente, hay demasiadas iglesias que tratan a los voluntarios como si fueran personal remunerado y demandan cumplimiento ofreciendo muy poca motivación preciosa del corazón. En cambio, necesitamos tratar al equipo de personal como voluntarios, apelando siempre a sus corazones y su deseo de que Dios los utilice para cambiar vidas.
Comenzar bien una conversación o reunión
En toda conversación o reunión, las primeras palabras que hablamos son determinantes para hacer la diferencia. Los primeros segundos de una reunión son súper importantes. Si no logramos captar la atención de la gente en esos momentos iniciales, se distraerán con cualquier otra cosa que les parezca más interesante. Así que, ¿por qué no empezar con algo positivo en lugar de lo negativo? ¿por qué no empezar con algo que sea de interés para los que están oyendo? ¿por qué no usar un lenguaje más personal? En lugar de decir “ustedes” y “ellos”, mejor usemos “yo”, “tú” y “nosotros”. Así creamos un ambiente inclusivo en vez de excluyente. En toda comunicación es importante invertir tiempo en escoger bien las primeras palabras que vamos a usar, esto hará la diferencia entre ser relevantes y efectivos, o ser ignorados e irrelevantes.
Los aportes de los demás en una conversación
El feedback sobre los aportes de los demás en una conversación, es igual de importante que la conversación misma. Imagina una conversación como un juego de ping-pong, donde el feedback es como el rebote de la pelota. Sin eso, el juego no sería tan emocionante, ¿verdad?
La retroalimentación de un líder acerca de los aportes de los miembros del equipo en una reunión es tan importante como la discusión misma. Estos breves intercambios y reflexiones son “paréntesis” que guían las percepciones que tienen los miembros sobre cómo están trabajando juntos, y el líder será más eficiente en su capacidad de comunicar y crear un ambiente de motivación y compromiso positivo.
El regalo de la honestidad en la comunicación
La honestidad es otro tema crucial en la comunicación. Siempre es mejor ser honestos que tratar de ocultar cosas o fingir que todo es perfecto. La gente sabe cuándo alguien no está siendo genuino. Y eso no es bueno para el equipo ni para la confianza. Las personas en el equipo y los equipos de voluntarios observan a sus líderes y quieren ver consistencia entre sus palabras y sus hechos.
Usar un lenguaje de afirmación auténtica
Decir cosas buenas a los demás es genial, pero no se trata de lanzar cumplidos vacíos. Se trata de ser específico, personal y oportuno. No hay una fórmula mágica para esto, pero si pensamos
un poquito antes de hablar, podemos encontrar algo genuino que decir. El elemento más importante de afirmar a alguien es que esa persona entienda que hemos estado pensando en ella, y que nuestros comentarios no se producen “repentinamente”.
El vocabulario que no se examina, pone un techo al liderazgo
¿Cómo sabemos si nuestras palabras están produciendo el efecto que deseamos y construyendo la cultura que queremos? Fácil, observamos las señales que recibimos de las personas a nuestro alrededor, especialmente de las que están más cerca de nosotros. Si nos damos cuenta de que algo no cuadra, es momento de preguntarnos qué está pasando y si nuestras palabras están causando ese efecto.
El vocabulario que usamos, y especialmente el tono que utilizamos cuando hablamos es más importante de lo que pensamos. Es muy fácil seguir diciendo las mismas cosas del mismo modo una y otra vez y esperar que haya resultados diferentes, pero eso es una definición de insensatez y no de liderazgo. El vocabulario que no se examina pone un techo al liderazgo.
Nuestras palabras moldean la cultura de la comunidad o de la sociedad de la que formamos parte, influyen en las relaciones y marcan la diferencia en el liderazgo. Si no examinamos cómo hablamos, estamos poniendo un tope a nuestro potencial como líderes. Así que hagamos un esfuerzo por usar palabras contextualizadas y con el tono y la actitud correcta. Aprendamos a ser muy conscientes del poder del lenguaje en el liderazgo, y aprendamos a comunicarnos hablando palabras que inspiren, motiven y conecten con quienes nos rodean.
Te invitamos a conocer más acerca nuestro PROGRAMA INTERNACIONAL EJECUTIVO DE LIDERAZGO – LOGOS