Escrito por, Janina Barrios
Marcos 1:16-20 relata cómo Jesús llamó a sus primeros discípulos a que le siguieran. Jesús no siempre escogió gente preparada, con buenas posiciones sociales. Jesús escogió gente común y corriente para ser sus discípulos, para ser los líderes de la Iglesia primitiva. Dios no se fija en líderes preparados, Dios escoge gente común a la que prepara para el liderazgo y para el ministerio.
Se puede apreciar la actitud de estas dos parejas de hermanos; Pedro y Andrés y Santiago y Juan que sin pensar en nada, lo dejaron todo por Jesús. Con estos ejemplos, Marcos expone la esencia y objetivo del discipulado. La esencia del discipulado consiste en unirse a Jesús con entera lealtad. La iniciativa es del maestro; el Señor es quien ve y llama. La aceptación inmediata indica la obediencia absoluta con que los hermanos reciben el llamado: dejan atrás bienes, familia y profesión para seguir a Jesús. El discípulo y líder es, en efecto, un seguidor comprometido del Señor.
El evangelio de Marcos parece un diario de Jesús y sus discípulos, relata la manera como Jesús los entrena para el liderazgo. Marcos muestra a Jesús como un líder en todo el sentido de la palabra, cómo les explica para que entiendan sus enseñanzas, cómo los encomienda, con tanta paciencia y amor se dirige a ellos. El versículo clave de este evangelio se encuentra en el Cap. 10:41 “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
Jesús no vino al mundo a presentarse como un líder rico, ostentoso, como un rey. Jesús vino como un líder siervo, humilde, vino para servir. Fue por eso que los judíos no creían que él era el Hijo de Dios, porque ellos esperaban un rey con trono en la tierra, un rey que los defendiera, y eso no sucedió.
El objetivo del discipulado es expuesto por el Señor Jesús en su llamado a Simón y Andrés: “Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres». El discipulado tiene claramente como objetivo una “tarea de misión”.
Un verdadero líder y discípulo ora en todo tiempo y a solas, lo vemos en Jesús en el Cap.1:35.
En el Capítulo 2:14 vemos que Jesús llama a ser discípulo a Leví, un cobrador de impuestos, un oficio muy criticado y mal visto para el pueblo. Levi dejó todo y sin vacilar siguió a Jesús.
Jesús fue un líder que conocía su propósito; Marcos 2:17. Jesús vino a llamar a pecadores no a justos. Un discípulo debe saber que el deseo de Dios es que le conozca y le siga.
En el Cap. 3:7 dice Marcos, que mucha gente seguía a Jesús, pero debemos saber que no todo el que sigue a Jesús debe ser considerado como discípulo o líder, porque no todos están comprometidos con Jesús mediante un lazo de lealtad.
En el Capítulo 4:11 Jesús les dice a sus discípulos que a ellos se les ha dado a conocer el secreto del reino, en cambio, a los de afuera se les enseña por medio de parábolas. Con esto, comprendemos que los discípulos tienen el privilegio de conocer el secreto de Dios, pero los que no son discípulos no pueden conocer estas cosas. Ser discípulo es un privilegio.
Otro detalle que capta mi atención es la manera en que el Señor envía a los discípulos; los envía de dos en dos, (6:7) esto implica compañerismo y ayuda mutua.
Pero no todo es positivo con los doce discípulos de Jesús. Marcos nos presenta a unos discípulos que no comprender al maestro, no comprenden la misión de Jesús al morir, no comprenden la autoridad que les fue dada para hacer milagros. El discípulo debe aprender de su maestro, tiene que pensar según Dios, no al modo humano. Los discípulos, sin embargo, se manifiestan propensos a considerar la realidad desde un punto de vista humano, por eso no comprenden. Un discípulo y líder tiene necesariamente que ver a Jesús y a sí mismo desde un punto de vista divino.
Un líder debe ver por encima de su realidad. Dios espera que los líderes afronten retos, que no se dejen vencer por el miedo, que confíen plenamente en el Señor.
La esencia del discipulado se define en el Cap. 8:34: “Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos. “Si alguien quiere ser mi discípulo -les dijo- que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga”. Así como la esencia del ministerio de Jesús es el servicio, también la esencia del discipulado es el servicio. Jesús los instruye en el 9:35-50 sobre las actitudes del discipulado. “El que quiera ser el primero ha de ser el último de todos, lo que significa hacerse servidor de todos”.