Gracias por tu última carta del 4 de diciembre del año y mes pasado, ten por seguro que siempre nos alegra tener noticias tuyas. Pues ya sabes que nos conocemos desde que tenías 11 años y sin conocerte en persona “te hemos visto crecer” y asimismo a tantos de tu familia ¿Cómo está Adela Jiménez Gabarri? ¿Sigue al Señor? ¿Se casó? Hace siete años que no sabemos de ella.
A lo que nos dices. “Espero que no les haya resultado demasiado pesada” Te respondemos que nunca serás “pesada” para nosotros, porque te queremos. Es como aquel niño que llevaba a otro en brazos y una señora le preguntó: ¿Te pesa mucho? Y él la dijo: No señora, no me pesa, es mi hermano.
Nos dices en tu carta: “Me gustaría que me comentaran que les parece todo esto que les he contado” Pues permítenos que con la libertad que nos tenemos te comentemos sobre ello.
En primer lugar, te decimos que Josué y tú estáis entrando en un terreno peligroso. ¿Por qué? ¿No es fantástico lo que nos cuentas? Eso es lo que parece a primera vista, pero no es así. ¿Cuál es ese terreno peligroso? Es que, en lugar de Dios, os dirija un espíritu que se hace pasar por Dios. ¿Qué pasará entonces? Que hoy os dirá cosas bonitas, pero poco a poco os esclavizará. Después querrá que hagáis cosas que llegarán a ser disparates y si os negáis dirá que os rechaza y que nunca veréis a Dios y que os perderéis. Y llegaréis a vivir tiempos de angustia donde parecerá que realmente Dios os ha rechazado y tendréis que fingir delante de otros que todo está bien, pero vuestro interior estará destrozado y pensaréis que ya no hay esperanza.
Creo que esto es fuerte y debo explicarlo, nos hablas de diferentes “revelaciones” en las cuales habéis tenido palabras y direcciones para vuestras vidas. Pero no nos dices nada de LA REVELACIÓN, que es La Palabra de Dios. ¿No entiendes que si Dios nos hablara por ese tipo de “revelaciones” no haría falta Su Palabra escrita? Porque eso es lo que parece para con vosotros. Ni una sola vez dices nada de ella ¿Es que no os hace falta? ¿Qué hacía el Señor Jesucristo? ¿Qué hacían los apóstoles? ¿Esperaban “revelaciones”? ¿O miraban la Palabra escrita de Dios?
Veamos al Señor Jesucristo, su vida fue una vida de obediencia a La Palabra de Dios, La Ley:
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” Mateo 5:17
Lógicamente para cumplir la Ley y los profetas tenía que conocerlos, leerlos, saberlos muy bien.
El tuvo una vida de oración muy profunda, en muchas ocasiones se apartaba para orar, cuando le vemos en Getsemaní no lo hace “en lenguas” sino en palabras humanas que se entienden, y no dice cosas extraordinarias, sino habla al Padre de su angustia.
“Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo 26:39
El dijo además: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”
Mateo 24:35
¿Qué palabras son las que no pasarán? Pues la que dijo y después se escribieron y han sido traducidas a tantos idiomas del mundo y la gente las lee y llegan a conocer al Señor (hoy se traducen a más de tres mil idiomas) ¡No han pasado!
Y ¿Qué más dijo de esas palabras que después se escribieron?
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” Mateo 7:24-27
Jesús no se refiera aquí a palabras de “revelaciones” sino a Su Palabra escrita en papel y con tinta: LA REVELACIÓN. Cuando las dijo, de palabra las dijo, pero luego se escribieron y así están hasta hoy. Debemos amar La Palabra de Dios y al Dios de la palabra. Si no amamos su Palabra tampoco le amamos a él ¿Es posible? Sí, y El nos lo dice:
“El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.” Juan 14:23-24
La Palabra de Dios es La Biblia desde Génesis a Apocalipsis, cuando Jesús estuvo sobre la tierra solo estaba escrito el Antiguo Testamento, pero Jesús lo cita continuamente en los evangelios. Pocas “revelaciones” tiene Jesús en su vida, todo le venía de la Palabra Escrita y de su comunión con el Padre.
El salmista decía de la Palabra de Dios escrita: Salmo 119: 103
¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.!
¿Sentimos nosotros lo mismo por la Palabra de Dios escrita? ¿La leemos con el mismo gusto, con la misma satisfacción, con la misma hambre? ¿Le memorizamos guardándola en nuestro corazón como un tesoro? ¿La meditamos después para sacar lecciones?
“En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.” Salmo 119: 11
“Todo el día es ella mi meditación.” Salmo 119: 97 b
Sólo entonces creceremos como cristianos para llegar a la madurez. Sólo entonces el Señor podrá usarnos para ayudar y consolar a otros; hará de nosotros personas maduras y soldados capaces de librar batallas contra el reino de las tinieblas. ¡Sólo entonces!
Es lo que le dijo el apóstol Pablo a un joven y valiente soldado cristiano:
“y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Segunda de Timoteo 3:15-17
¿Qué pasó con el apóstol Pedro? El vio la visión de un lienzo que bajaba del cielo, también vio la transfiguración de Jesús y con El a Moisés y Elías, ¿Y qué dijo luego? ¿Dijo a los creyentes: ¡Tenéis que buscar “visiones” y “revelaciones”? NO, de ninguna manera. Les dijo que NADA es tan seguro como la Palabra escrita de Dios, ¡Que las “visiones” y “revelaciones” son inseguras!
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada”
2ª de Pedro 1:19-20
Puedes leer todo el pasaje que abarca del 16 al 21. Pero ¡fíjate! La Palabra Profética más segura son la Profecía de la Escritura: Es La Biblia ¿Lo ves?
Los que enseñan a otros a guiarse de “profecías” y “revelaciones” que les vienen a ellos, y no enseñan a los creyentes a fiarse de todo corazón en la Palabra de Dios, a conocerla, y amarla, no están haciendo ningún bien al pueblo de Dios, sino al contrario, lo están extraviando.
Tú misma dices en tu carta:
“De nuevo, cuando Josué oraba por mí, me desvanecía. Empezamos a orar en lenguas y mi novio tuvo su primera revelación, dijo muchas cosas, y muy fuertes, unas fueron de Dios y otras no, pues al ser su primera revelación Josué no sabía separar muy bien lo que era humano y lo que no. Son muy pocas cosas que está seguro que fueron de Dios”
¿Te das cuenta qué poca seguridad ofrece este tipo de “revelación”? Sin embargo, LA REVELACIÓN, esa preciosa Palabra de Dios escrita nos ofrece total seguridad:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”
Mateo 24:35
Este mundo y el mundo espiritual son mundos oscuros donde podemos extraviarnos fácilmente, pero solo La Escritura es antorcha que nos alumbra el camino en esas densas tinieblas.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” Salmo 119:105
También el apóstol Juan tuvo la Revelación del Apocalipsis y El Señor le dijo:
“Escribe en un libro lo que ves” Apocalipsis 1:11
Y luego Juan dice:
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas” Apocalipsis 1:3
Fíjate que no dice: “Bienaventurado el que tiene nuevas “revelaciones” sino “el que lee y los que oyen . . . las cosas escritas en ese libro que el Señor le mandó”
¿Qué más podemos decirte? ¿Cómo podríamos explicarte nuestra preocupación por ti y por Josué? Sabemos que hay muchos que practican y enseñan esas “revelaciones” y mas en vuestro entorno cristiano, que menosprecian sin darse cuenta la Palabra de Dios escrita y que extravían a muchas personas, que las confunden, las desorientan y arruinan su fe.
Recuerdo un matrimonio creyente que nos contaban ilusionados que un hermano había tenido “revelación” acerca de su hijo que iba a ser un gran siervo de Dios. Pasaron algunos años y volví a verlos en el puesto de testimonio que levantamos los domingos en el Rastro Madrileño, sus caras eran serias, de profunda tristeza, les pregunté y me dijeron que ya no se reunían, habían dejado la iglesia desilusionados, porque aquella visión, profecía, revelación acerca de su hijo ¡no había sido cierta! El hijo de ellos estaba metido en el mundo hasta los huesos.
Querida Rocío, después de esta carta tal vez corremos el riesgo de que no quieras ser nuestra amiga, aun con todo sepas que te lo decimos porque te amamos en el Señor. También te pedimos que Josué lea la carta o la lea contigo, el hecho de que sea tu prometido nos hace apreciarle porque tú le quieres.
Nos despedimos de ti en el Amor de Jesucristo.
Referencias Bibliográficas
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