¿Por qué las pruebas en la vida del creyente? ¿Por qué la fe tiene que ser probada? Sabemos que
“…todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios” Romanos 8:28;
y que todo lo que nos sucede tiene un propósito, pero ¿hay alguna razón además de esto?
Parece ser que “la prueba” es una ley en la naturaleza; es necesario que las cosas sean probadas para que se vea su calidad. Probamos los alimentos para conocer su sabor y los elementos como la madera, la piedra, etc, para probar su resistencia. Sin estas pruebas no sabríamos apenas nada acerca de las cosas que nos rodean.
Lo mismo sucede en lo que el hombre hace, así la construcción de motos y coches tiene que ser probada para saber su resistencia, velocidad, etc. Todos los inventos que hoy usamos de manera normal y cotidiana fueron probados en su día para conseguir que sean lo que son. Estas cosas empiezan por una teoría y luego se ponen a la práctica; la práctica es “la prueba”, si funciona, vale, sino funciona no vale la teoría.
También es “probado” el carácter de las personas en la convivencia, su seriedad, la amistad. Se prueba también la profesionalidad de los trabajadores en la realización de sus trabajos.
Hoy hay “algunas teorías del Universo” entre las que se encuentra la más popular: “El Big Bang”. Pero sólo son teorías, y casi imposibles de probar. Si no se pueden probar no se puede saber si son o no ciertas, aunque muchos han sido inducidos a creer que es verdad. Sin embargo un hombre de la talla científica de Stephen Hawking nos dice: “Algún día, estas respuestas (teorías) podrán parecernos tan claras como el que la Tierra gira alrededor del Sol, o quizás, tan ridículas como que la Tierra se sostiene sobre una torre de tortugas. Sólo el tiempo lo dirá.” “La Historia del Tiempo” pág. 15.
“La prueba” nos permite conocer las cosas y las personas que nos rodean, y valoramos a aquellas que resultan en calidad. Un mecánico de coches serio y responsable, que conoce su trabajo y no abusa de los precios, es apreciado por todos los que necesitan sus servicios.
“La prueba” de las cosas y de las personas nos permite seleccionar a los amigos, la novia, los servicios, los alimentos según nuestros gustos etc.
Así es también con la fe, tiene que sujetarse a esta ley de “la prueba”. Hay mucha gente que dice que tiene fe, pero la prueba nos muestra la realidad del asunto. Tenemos a Abraham a quien Dios pidió que sacrificara a su hijo, y su fe respondió con obediencia a lo que Dios le pidió. José fue probado en su integridad cuando la esposa del capitán le pidió que se acostara con ella, su fe le hizo salir victorioso… aunque dio con sus huesos en la cárcel. La fe de Job fue probada con la pérdida total de su familia, bienes y salud, y aunque planteó todas sus quejas e incomprensiones a Dios, su fe resultó real.
Muchos otros abandonaron la carrera cristiana cuando su fe fue probada mostrando la inconsistencia de su convicción.
De igual manera, la fe de todos los que se dicen creyentes tiene que ser probada tarde o temprano en cuanto a obediencia, paciencia, amor y fidelidad al Señor.
Seguramente serán tiempos duros por los que tendremos que pasar y haya muchas preguntas sin respuesta en nuestros labios y en nuestro corazón. pero confiemos contra viento y marea en Aquel que ha prometido que:
“Aunque andemos por valles de sombra de muerte, El estará con nosotros.
Salmo 23.
Referencias Bibliográficas
- Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
- correo: [email protected]