El uso de Internet trae crecientes problemas de privacidad y seguridad. Sería un error pensar que son fallas del sistema; más bien son la esencia misma del actual modelo de desarrollo de Internet, que responde a los intereses de grandes corporaciones –y de agencias de seguridad–, antes que de los usuarios.
Para las empresas que explotan Internet, la privacidad es un estorbo a sus ganancias. Pero como saben que para sus usuarios eso es un contrasentido, buscan nuevas maneras de extraer sus datos, con o sin su consentimiento. Allí entra la “Internet de las cosas”. Si te pueden convencer que un auto que monitorea cómo manejaste protege mejor, que una cama inteligente te ayuda a dormir, y que la “condición necesaria” será compartir estos datos con la empresa proveedora, allí está el negocio redondo. Una fuente inagotable de datos para vender a empresas de seguros, de somníferos, incluso a entidades políticas.
Se estima que hoy en el mundo hay entre 10 y 20 mil millones de aparatos conectados a Internet. Algunos pronósticos prevén que con las conexiones 5G, que transmitirán a una velocidad mucho mayor, se podría llegar a un billón en pocos años. Con los espacios públicos invadidos de cámaras y sensores y con 8 o 10 aparatos “inteligentes” en cada hogar, hasta la privacidad más íntima prácticamente dejará de existir.
Pero posiblemente esto no es lo más grave. El 5G, que es la condición para esta Internet de las Cosas, ya está en fase de experimentación y se espera masificarlo a partir de 2020.Como sólo funciona a corta distancia, se prevé instalar antenas cada 10 a 12 casas en áreas urbanas, lo que aumentará enormemente la exposición a estas radiaciones. Muchos estudios científicos señalan la nocividad de esta exposición, con evidencias de efectos cancerígenos, estrés celular, aumento de los radicales libres dañinos, daños genéticos, cambios del sistema reproductivo, déficit de aprendizaje y memoria, trastornos neurológicos e impactos negativos en el bienestar general. Y efectos nocivos también en animales y plantas.
Es más, ni siquiera las zonas rurales y remotas escaparían a estas radiaciones, ya que se prevé instalar satélites de baja órbita para llegar a todos los rincones de la tierra, con efectos posiblemente aún más dañinos.
¿Qué alternativas existen frente a este proyecto desquiciado de sociedad que busca mercantilizar lo más íntimo de nuestros cuerpos y nuestras mentes, al precio de someternos a un experimento tecnológico de alto riesgo para la salud y el medio ambiente?
No es que la tecnología digital en sí sea mala; podría traer grandes beneficios a la sociedad, siempre que la humanidad establezca prioridades para su desarrollo, como el principio de precaución y estudios de impacto antes de generalizar nuevas tecnologías; y colocar los derechos humanos por encima de intereses mercantiles. Es más, ya existen iniciativas de desarrollo de Internet con criterios más humanos, bajo modelos descentralizados, como las redes libres, lo que llamamos la “Internet ciudadana”. Con inversiones adecuadas, éstas se podrían ampliar y perfeccionar, si bien podemos esperar resistencia e intentos de cooptación por parte de las fuerzas que controlan Internet.
Una Internet de las Cosas masiva, bajo un modelo centralizado en manos de megacorporaciones o gobiernos, no responde a ninguna necesidad social real; pero a estas alturas, parece que sólo un amplio movimiento ciudadano podría frenarla.
Comunicación
Internet ha cambiado la forma de comunicarse de la gente. En lugar de enviar cartas manuscritas y tarjetas, la gente suele enviar mensajes de correo electrónico y tarjetas electrónicas. La mensajería instantánea y las redes sociales como MySpace y Facebook utilizan Internet para permitir que la gente hable con amigos y familiares sin tomar nunca el teléfono. Programas de comunicación de Internet, como Yahoo! Messenger y Skype, permiten a la gente hacer llamadas a otros usuarios del programa, reemplazando a los teléfonos tradicionales. Además, estos programas ofrecen la posibilidad de hacer llamadas de vídeo que permiten a la gente verse unos a otros durante la conversación.
Entretenimiento
La disponibilidad de la música digital ha cambiado la forma en que la gente escucha música. Las estaciones de radio difunden en línea para aumentar la sintonía y otros sitios web como Rhapsody y iTunes te permiten transmitir y descargar música. En lugar de hacer un viaje a la tienda local de vídeos, mucha gente transfiere películas y programas de televisión. Además, Internet ha traído consigo un nuevo nivel para juegos de vídeo y de computadora, permitiendo a la gente jugar contra amigos y extranjeros de todo el mundo.
Comprar
Internet ha cambiado la forma en que operan las empresas. Muchas empresas e individuos tienen páginas web de la empresa para promover sus productos. Esta presencia en Internet presenta el negocio a un público amplio y puede incrementar las ganancias. La disponibilidad de los minoristas en línea permite a los consumidores hacer compras sin dejar la comodidad de sus hogares. Además, los consumidores pueden utilizar Internet para investigar sus opciones antes de hacer las compras.
Educación
Hoy en día los estudiantes deben saber cómo utilizar Internet para tener éxito en la escuela. Los profesores utilizan Internet en sus aulas para fines de instrucción, entretenimiento e investigación. Muchos maestros también publican tareas, calificaciones y otra información en línea para que los padres sepan lo que su hijo debe trabajar. Además, la introducción del aula en línea ha cambiado la forma en que muchas personas reciben su educación.
Demencia y adicciones digital: ¿Internet nos vuelve tontos?
El cerebro es un sistema único y hermosamente complejo, es además un órgano tremendamente adaptable, en constante aprendizaje y reconstrucción.
Cuando nos pasamos frente a un ordenador durante mucho tiempo, por ejemplo, jugando a videojuegos de acción, el cerebro sabe cómo optimizarse para hacer frente a dicho desafío. Entre otras cosas, es capaz de mejorar en motricidad fina, receptividad y capacidad de toma de decisiones: uno aprende en el verdadero sentido de la palabra. Por otro lado, se ha podido observar que pasar muchas horas en Internet, empeora nuestras habilidades cognitivas y memorísticas.
En qué consiste la Demencia Digital
La demencia digital es el nuevo concepto diagnóstico popularizado por psiquiatras y neurocientíficos, que ha centrado su carrera en el estudio del cerebro y lleva años alertando sobre las nuevas tecnologías. Se trata de un trastorno causado por el uso adictivo de los medios digitales.
El uso continuado de estos dispositivos provoca que «el rendimiento cognitivo y la memoria disminuyan”. Está convencido de que los medios digitales, incluidas las aplicaciones y programas educativos, reducen el nivel de esfuerzo y trabajo mental.
Él habla de «demencia y decadencia espiritual». Al parecer, médicos reconocieron la existencia de una conexión entre los medios modernos y el declive espiritual en los adultos jóvenes de su país, aunque no hay estudios serios sobre el tema.
Estamos convencido de que pasar mucho tiempo con medios digitales nos pone de alguna forma en riesgo, ya que nos lleva a pensar menos, y si pensamos menos, también almacenamos menos.
Y es que como ya sabemos, Google nos facilita mucho la vida, pero esta maravillosa facilidad que tanto nos gusta, conlleva un menor nivel almacenamiento de conocimiento en nuestro cerebro debido, justamente, a la falta de esfuerzo que requiere localizar cualquier información que busquemos, entre otras cosas.
Al parecer, la poca necesidad de trabajo mental que nos aportan las nuevas tecnologías, reduce nuestras capacidades de concertación, disminuyendo nuestro nivel de análisis y razonamiento general, lo cual a su vez genera otros efectos físicos secundarios no deseados como son la obesidad, diabetes, hipertensión, etc.
Esto es especialmente importante para nuestra salud mental. Como afirma los Médicos, somos intelectualmente eficientes a través de un cerebro que trabaja, pero cuando no potenciamos esta capacidad, se reduce la cantidad de células nerviosas, y entonces nos sentimos incompetentes y también más deprimidos.
Se pone ejemplos cotidianos como por ejemplo el uso del GPS en el coche. Explica el caso de un hombre que utilizaba habitualmente este aparato para guiarse y llegar a su destino. Cuando se lo robaron y tuvo que enfrentarse a orientarse en la conducción sin él, se dio cuenta del gran esfuerzo que le representaba llegar a su destino. Al parecer sólo tenía una idea bastante vaga incluso de los trayectos a lugares en los que había estado varias veces. No hacía más que perderse una y otra vez, causándole una gran frustración. El uso del cerebro genera un crecimiento de las áreas cerebrales que se más utilizan. Por tanto, nuestro cerebro funciona de manera similar a un músculo: si se utiliza crece; si no se utiliza, se atrofia.
¿Cómo afecta el uso de medios intensivos al cerebro de niños y adolescentes?
Nuestra capacidad de rendimiento cerebral depende del esfuerzo mental al que nos sometemos”. Si dejamos de memorizar, es porque ya no lo necesitamos, por lo que nos relajamos y nuestras memorias dejan de estar activas, se atrofian. Los neurólogos se están dando cuenta de que cada vez más jóvenes de entre 20 y 30 años se ven afectados por lo que ellos creen que es un problema de memoria y no es otra cosa que la falta de ejercicio mental que ha sido sustituido por las nuevas tecnologías. Seguramente es por esto que, aunque su libro haya sido número uno en ventas en su país, es odiado por muchos adolescentes.
Todo lo que hacemos, pensamos, etc. cambia nuestro cerebro. Es por eso que el uso intensivo de los medios afecta la estructura de nuestro cerebro. En la mayoría de los casos, sin embargo, estos cambios son tan sutiles e individualmente diferentes, que no pueden ser analizados con los métodos actuales de investigación del cerebro. Esto solo es posible cuando existen con efectos muy grandes o importantes. Resulta visible, por ejemplo, en grandes usuarios de teléfonos móviles, pues se amplían las áreas del cerebro que están involucradas en los movimientos del pulgar.
En los adolescentes, debe tenerse en cuenta que la pubertad es una fase de especial transformación del cerebro. Sin embargo, la investigación del cerebro relacionado con estos temas justo está empezando, por lo que sabemos relativamente poco sobre los cambios estructurales en el cerebro de los adolescentes que usan masivamente los medios.
También muestra poca simpatía por la implantación masiva de las computadoras en las aulas. Según él, una computadora en la escuela no cambia el rendimiento del alumno en absoluto y una en las aulas para jóvenes incluso lo empeora. Se basa para ello en el análisis de datos estudiantes de 15 años de edad. La conclusión fue que las computadoras interferían con el aprendizaje.
Autor: Carlos Terranova.