“El Capitalismo actual, señor absoluto en la vida de la economía, educa y crea por la vía de la selección económica los sujetos, empresarios y trabajadores, que necesita.” Max Weber.
El filósofo, economista, sociólogo y cristiano protestante alemán Max Weber, conocido por su gran obra: “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, decía que la ética del trabajo influye en el desarrollo del capitalismo y compartió argumentos sólidos afirmando que el cristianismo protestante, fue uno de los fundamentos más importantes en el desarrollo y crecimiento económico, político y social de Europa y los Estados Unidos. También estuvieron de acuerdo con él, personajes como Montesquieu, Jhon Keats, Henry Thomas Buckle, y William Petty, los cuales afirmaron que había una relación directa entre el protestantismo y el desarrollo del espíritu comercial capitalista.
El cristianismo como fundamento sólido en la estructura y formación de toda sociedad en su constitución, política, económica, sociológica y espiritual, ha traído y seguirá trayendo cambios contundentes en el crecimiento económico y financiero de los países en los que se establezcan estos principios bíblicos.
Esto fue lo que sucedió en el mundo con la famosa Reforma Protestante en el siglo XVI con Lutero como cabeza, en esos momentos según datos históricos, se oxigena el sistema y se establecen nuevamente en estos territorios donde llegaba el cristianismo aires de paz y de crecimiento económico, la democracia y el verdadero capitalismo que es solidario, se consolida brindando seguridad a sus habitantes. Esta magnífica revolución pacífica, es en pro del individuo para que saliera de su ignorancia y del letargo espiritual influenciado por la religiosidad impuesta por Roma.
Se puede observar, que esta nueva visión dada por Dios a este gran líder, se extiende con fuerza y celeridad en los territorios de Francia, Alemania, Suiza, Holanda e Inglaterra. Posteriormente llega a los Estados Unidos de América por aquellos fieles puritanos que habían partido desde el Reino Unido en la Embarcación llamada May Flower. Posteriormente, desde Norte América se han enviado misioneros a toda Latinoamérica, para seguir impactando y dar a conocer el mensaje de Jesús.
Es evidente que el cristianismo ha influenciado en la cultura universal, y en sus inicios, el viejo continente, como lo dice el catedrático Augusto Hernández Becerra:
“Para la historia de la cultura universal, el cristianismo es importante no solo por los elementos originales que aportó al torrente del pensamiento, sino por la serie de intercambios y fusiones que propició la rápida conversión del mundo pagano a la fe cristiana.”
En los Estados Unidos de América ya se presentó este fenómeno y en Latinoamérica puede suceder lo mismo, con el compromiso de todo creyente, y cuando habló de todo creyente, no hablo solamente de los pastores o líderes de renombre, sino de toda persona laica, que esté dispuesta a asumir con responsabilidad el mandato de Dios, de llevar el mensaje de Cristo, a todas las naciones de la tierra, desde su círculo social en el que se encuentre, influenciando a las personas que los rodean con sus dones y talentos dados por Dios. Necesitamos ser verdaderos líderes cristianos en el lugar que nos encontremos, en la estructuración de empresas, en los cargos públicos ejecutivos, legislativos y judiciales, en las empresas de todos los sectores Educativos, de servicios y de salud y lo más importante en nuestros hogares formando familias sólidas y cimentadas sobre la Roca fuerte que es Jesús. El pastor Darío Silva lo expone con total claridad:
“Solo el cristianismo puede unificar a Latinoamérica, desde el meollo espiritual del individuo hacia la periferia sociológica, política y económica del grupo.”
Como decimos en el adagio popular en mi país Colombia “más claro no canta un gallo.” (Gallo: Ave del orden de las gallináceas-RAE) Las enseñanzas del cristianismo que se estructuran en la trinidad de Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, son la influencia más poderosa que puede transformar al ser humano desde su interior, construir hogares sólidos y una sociedad mucho mejor en toda su estructura.
El cristianismo, desde la postura bíblica no hace acepción de personas, ni es sectario:
“En esta nueva naturaleza no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, culto ni inculto, esclavo ni libre, sino que Cristo es todo y está en todos.” Colosenses 3:11
En la Biblia de Estudio Plenitud – NVI, se hace una referencia importante para el pasaje bíblico en Romanos 10:14c: “¿Y cómo oirán sino hay quien les predique?, La palabra griega que se usa aquí para predicador significa uno que anuncia, proclama o publica. O sea, a cada creyente se le asigna un púlpito personal: en el hogar, la comunidad, la oficina o la escuela, desde donde mostrar y contar a otros acerca de las buenas nuevas del evangelio.” (p.1576).
La responsabilidad de transformar las naciones de la tierra en todos los aspectos Políticos, económicos, sociales y espirituales, es de la Iglesia como cuerpo de Cristo, comprometida a nivel individual. Como lo enseña Robert Coleman en su libro Plan Supremo de Evangelización:
“Los hombres constituirían su método para ganar el mundo para Dios.”
En el lugar que nos encontremos podemos encender el fuego del Espíritu Santo en el corazón de quienes nos rodean, aportando un granito de arena, para transformar y liberar el mundo de la pobreza económica y miseria espiritual.
En Esta pandemia, Dios nos deja un mensaje bastante claro, es hora de cambiar nuestra manera de pensar, como no lo dio a entender el apóstol Pablo en Romanos 12:2ª:
“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de la mente.”
Nosotros como hijos de Dios somos el canal de bendición para muchas personas que viven en oscuridad en este mundo, llevando un mensaje sin religiosidad, que vean el reflejo de Jesús en nuestras vidas.
Haciendo una ojeada hacia el pasado con el fin de entender e interpretar un poco lo que está sucediendo en la economía global en el contexto actual, voy al texto bíblico de Romanos 12:12 que se escribió ya hace 2.000 años, y dice:
“Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.”
Alegría, esperanza y Perseverancia. En la época de Jesús y posteriormente de San Pablo, es conocida como el tiempo de los Julios, los Cesares, los Lucios, los Patricios en Roma, era en su momento el Imperio Romano dirigido por sus gobernantes como Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, grandes personajes, pero no por su testimonio de vida. Fue una época bastante compleja y difícil por estos gobiernos totalitaristas y corruptos en donde oprimían al pueblo y entre ellos el pueblo judío. Pablo escribía a la Iglesia: “Alégrense en la esperanza…” San Pablo estaba convencido en ese momento de tribulación y angustia, en donde había una política económica y fiscal insegura, en donde había un futuro económico poco objetivo y desesperanzador por sus gobernantes inmorales y dictatoriales, había bastante decadencia ética y moral, prostitución y robos en las entidades recaudadoras de impuestos.
Algunos sacerdotes judíos que representaban a Dios en la tierra, eran corruptos y avaros, por eso Jesús los llamaba “camada de víboras y sepulcros blanqueados, hijos del Diablo, hipócritas.” Jesús es tremendo líder, va al punto, va al meollo del asunto, va a la raíz del problema, que es el corazón del hombre desviado del propósito de Dios.
Lo anterior me pone a pensar, en cuál es nuestra función como creyentes en el contexto actual, socio político y económico, no veo mucha diferencia de lo que la historia nos dice cuando gobernaron Calígula, Claudio y Nerón desde el año 27 A.C. hasta el año 68 D.C. en donde Nerón se quitó la vida.
En este momento del Covid-19, el cual, ha ocasionado un desequilibrio económico de magnitudes globales, llevando a los países a una de las crisis más grandes de la historia en las que ha tenido que pasar la humanidad. Se pueden ver los porcentajes asombrosos en las caídas de las bolsas globalmente y como nos afecta negativamente, aún más, estos hechos globales, en la economía Latinoamericana.
Pero hay algo que nos mueve a todos los creyentes, la fe, la determinación y la pasión por Jesús en momentos pasajeros de crisis, la fe es poder, la determinación es acción y la pasión es compromiso.
Leyendo los textos bíblicos, Pablo nos inspira porque él era un hombre creyente, con fervor y apasionado por Jesús, es un modelo digno de vida y ejemplo a imitar. En la época de Pablo, Claudio expulsó a los Judíos de Roma en el año 49 D.C.:
“…Claudio había mandado que todos los judíos fueran expulsados de Roma.” Hechos 18:2B NVI
Era un momento de incertidumbre económica para el pueblo judío, habían sido expropiados de todos sus bienes y propiedades, al mejor estilo de Fidel Castro, que hizo lo mismo con los ciudadanos Cubanos en los años 60 y lo replicaron otros “líderes” políticos en Centro y Sur América.
Estas doctrinas filosóficas vanas e inmisericordes disfrazadas de socialismo e influenciadas por el marxismo, llevan a la miseria a una sociedad. Prohíben toda creencia inspirada en Dios, sus políticas monetarias y fiscales llevan al debacle económico e injusticia social en sus regiones, en donde los ciudadanos pierden la libertad de expresión y se convierten en esclavos de un sistema opresor.
Varios economistas han coincidió en que los “líderes” políticos de estos sistemas opresores, promulgan el socialismo y realmente son capitalistas rampantes, como hacían los imperialistas que amasaban fortunas para sí mismos y mantenían a la sociedad en total escases y pobreza con salarios injustos.
Pablo en ese momento en donde los judíos habían sido expropiados y expulsados de Roma, se dedicó exclusivamente a evangelizar a los judíos, pero los judíos no copiaron el mensaje de Pablo y lo insultaron, estaban endurecidos en su corazón y ahí es cuando Pablo se enoja bastante con ellos y toma la decisión de evangelizar a los gentiles. Después de este sinsabor, Dios le habla a Pablo en una visión:
“No tengas miedo; sigue hablando y no te calles, pues estoy contigo. Aunque te ataquen, no voy a dejar que nadie te haga daño, porque tengo mucha gente en esta ciudad.” Hechos 18:9-10 NVI.
En los momentos de crisis tenemos la obligación de evangelizar, no debemos tener miedo y no debemos callarnos, Dios está de nuestra parte, él no deja que nos hagan daño. Debemos salvar a la humanidad de la muerte eterna producida por el pecado, un país en donde crezca el cristianismo, traerá como consecuencia Prosperidad, Riqueza y Bienestar equilibrado a la sociedad.
Los empresarios cristianos deben practicar y fomentar en sus regiones, el capitalismo solidario y generoso con el prójimo, en donde se fomenta el empleo y hay salarios justos, así prosperaran sus empresas, sus ciudadanos, sus ciudades, países y Latinoamérica en general.
Entendamos que el cristianismo es lo único que puede traer unidad y prosperidad a Latinoamérica, es una realidad, ya ha sucedido en muchos países que se fundamentaron en los principios morales y éticos bíblicos. Recordemos que los que colonizaron a Norteamérica y la estructuraron en su constitución política, eran cristianos procedentes de la Reforma Protestante y surgimiento de iglesias evangélicas, firmes en sus convicciones, eran personas influyentes en el Reino Unido por su ética, eran políticos rectos, eran empresarios, eran personas que estructuraron un sistema capitalista solidario que beneficiara a la sociedad, en donde el estado protegía en todo sentido y cobertura a sus habitantes.
Pero lastimosamente, los que llegaron a nuestros territorios en Latinoamérica era la escoria de la sociedad española, vagabundos, ladrones, criminales, supersticiosos, motivados por los promotores empresarios avaros, de enriquecerse en nuestras regiones. Además abordó también en nuestro territorio, una religión sincretista y supersticiosa llena de cultos vacíos, que no pueden transforman al individuo en su ser espiritual.
Hago un llamado a la Iglesia como cuerpo de Cristo y a los que tienen cargos en empresas públicas y privadas, a empresarios cristianos, ¡a que se preparen en conocimiento y verdad de la palabra de Dios, también en el conocimiento intelectual de los hechos históricos, que afectaron negativamente y positivamente a las naciones de este mundo temporal en el que vivimos!, con el fin de no cometer los mismos errores, eligiendo líderes y gobernantes que deterioren nuestra economía y sociedad. El filósofo George Santayana lo dejó muy claro:
“Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla.”(Énfasis añadido)
Y Jesús afirmó:
“El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes.” Lucas 12:47 NVI (Énfasis añadido)
Jean Paul B.S.
Consultor Financiero y Evangelista
Autor del Libro EL CAPO – La Gran Misión
Bogotá D.C. – Colombia