¡FELICES FIESTAS!
Mucho se habla acerca de la navidad y dentro de la esfera cristiana tiene tantos detractores como partidarios, y me encanta esto de la navidad pues no pasa desapercibida, o la abrazas o la rechazas pero no puedes quedarte en medio, porque aunque tenemos suficiente evidencia de que no es la fecha correcta, estamos completamente seguros que es el motivo correcto y nos recuerda la necesidad que tenemos como humanidad de un regalo de gracia, de un inmerecido salvador, Jesús.
El evangelista Lucas, en su evangelio (Lucas 2:1-7) nos da mucha más información en comparación con los otros evangelios sobre el nacimiento, la infancia y la juventud de Jesús.
En el capítulo 2 encontramos un panorama general de su nacimiento y nos pone en contexto del momento y lugar donde nacería el hijo de Dios, y todo esto como la confirmación de la profecía de Isaías (Isaías 9:2/6-7)
… El pueblo que andaba en tinieblas vió gran LUZ, los que moraban en la tierra de sombra de muerte, LUZ resplandeció sobre ellos …
… De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el RESPLANDOR de la gloria del Señor los rodeó.
Jesús es la luz del mundo, quién camina con él no andará en tinieblas, y en quién él vive será luz para el prójimo, pareja, hijos, familia, iglesia, comunidad, ciudades enteras.
Navidad es un recordatorio de muchas cosas, entre ellas, el regalo que no merecemos pero necesitamos, a esto podríamos llamar gracia de Dios; el plan perfecto de Dios que sobrepasa mis pensamientos y mi pecado, a esto podríamos llamar soberanía de Dios, e inevitablemente su perfecto amor que cubre multitud de faltas y errores.
Para mi entender la esencia de la navidad es celebrar a Jesús, recordar que él nació para morir y darnos salvación, vida abundante en este planeta y vida eterna en los cielos. Es un tiempo perfecto para hablar acerca de él con nuestra familia más cercana y a través de nuestra amistad incondicional mostrar las buenas noticias de Jesús para ellos.
De igual manera no podemos olvidar el momento de incertidumbre que envuelve nuestra sociedad, no sabemos a ciencia cierta si la pandemia terminó o continúa, ahora con nuevos nombres de virus que llena de ansiedad gobiernos, a los gremios de la salud y en general a toda persona. Por nuestra parte estamos agradecidos con Dios por su misericordia y acompañarnos en cada circunstancia en este año.
Cada año, es un reto, nadie imaginaba un suceso como este, sin embargo, hemos podido alzar nuestros ojos más arriba de los montes y ver el favor de Dios, esto ha sido un bálsamo para cada familia creyente en el mundo entero.
Cada nuevo año, es un punto de partida para empezar de nuevo, 365 días de oportunidades, 365 días que veremos la misericordia del Señor, 365 del recordatorio diciéndonos “no temas, yo estoy contigo”; debemos ser buenos mayordomos de todas las bendiciones que él nos ha entregado.
Actividades, proyectos, metas, mapa de sueños, son muy importantes para ver resultados a nuestro favor, pero cuánto más mostrando cada trazo en sus manos, finalmente es él quién nos dirige.
“Podemos hacer nuestros propios planes, pero la respuesta correcta viene del Señor.” Proverbios 16:1 NTV.
Neil Anderson en su devocional “Diariamente en Cristo”, en el que habla de enfocarse en lo importante, termina en una de sus enseñanzas diarias con esta sencilla oración:
“Señor, deseo usar sabiamente el tiempo que me has asignado. Te ruego que mi vida pueda contar como oro, plata y piedras preciosas, no como madera, paja u hojarasca.”
Siendo diligentes a su llamado, pero aprendiendo a descansar en medio del proceso, del camino. En navidad celebramos que la gracia y el favor de Dios en Jesús irrumpió en nuestra realidad para llenar nuestra vida de esperanza, esto nos recuerda que nunca es tarde para Iniciar desde cero, y fortalecer las bases y columnas de cada proyecto, de cada sueño, que el Señor pone en nuestros corazones.
Mientras tengamos vida tendremos esperanza para alcanzar el llamado y propósito que Dios ha puesto en cada uno de nuestros corazones.
Sergio Rueda y Tatiana Morales
Colombia
