Cuando el conflicto es interno…

(Primera parte )
Basado en el libro Resuelva sus Conflictos

Aprender a resolver los conflictos internos, es una enseñanza multifactorial porque dicho aprendizaje puede ser utilizado para desarrollar habilidades para tratar con personas difíciles y mantener un buen ambiente en distintos espacios donde nos desenvolvemos.

Mantener la situación bajo control

Para iniciar hemos de identificar cuáles son las situaciones que provocan acciones o sentimientos contrarios en nuestra propia mente o cuerpo, diariamente conocemos y compartimos con personas pero cuando se tiene un equilibrio podemos mantener buenas relaciones interpersonales.

Debemos valorar al otro aun cuando las personas tengan conceptos o ideas diferentes a las nuestras, nuestro rol es mantener una armonía cuando expresamos nuestras indiferencias.

Siendo personas maduras podemos reconocer los factores que intervienen ante los conflictos intrapersonales ya que estos influyen con otras personas; podemos conocer y reforzar nuestras debilidades para enfrentar los conflictos que a diario pueden presentarse, logrando así evitarlos o enfrentarlos.

Aprender del conflicto y sus causas

Todo conflicto trae ‘’aprendizaje’’ si bien es cierto, como ministros de Dios necesitamos crecer en esa área y evitar conflictos porque somos llamados a marcar la diferencia a provocar paz y no división entre el pueblo.

Pero dado que van a presentarse hemos de concientizar que traen consecuencias negativas o positivas, y para resolverlos hay que conocer el origen y la naturaleza de los conflictos.

El teólogo Wilbur Madera basado en el libro de Santiago enseña que ‘’los conflictos inician adentro de uno mismo’’ Santiago 4 (vs. 1-3), hemos de reconocer que los factores que pueden desencadenar contienda entre los demás están dentro de nosotros, nuestros miembros (partes del cuerpo) son influenciados por nuestros pensamientos.

Nuestras pasiones, nuestros deseos más profundos son el inicio de todo. Los deseos en nuestro interior quieren el control, la primacía y batallan dentro nosotros mismos. Pudiendo no ser malos de origen, o siendo aun inofensivos al principio, al entrar en la lucha y la batalla, se oscurecen y se vuelven pasiones desordenadas.

El problema no es desear, sino con cuánto afán se desea. En los versículos 2 y 3 se nos describe la dinámica de esta batalla campal en nuestro interior: codiciamos, matamos y ardemos de ira, combatimos, luchamos y pedimos mal. En ese afán de alcanzarlo se hace toda clase de cosas, encontrando cada vez mas insatisfacción y frustración.

Puede que ni si quiera nos detengamos a reflexionar sobre el caos, la confusión y las heridas causadas en otros en la búsqueda frenética de los deseos.

El origen de los conflictos y pleitos, entonces no lo busquemos afuera, busquemos adentro, porque los conflictos, los pleitos, las guerras inician adentro de nosotros mismos.
Si bien es cierto que otros cometen faltas contra nosotros, que las circunstancias a veces no son las ideales, que necesitamos mejorar las técnicas de comunicación. Tenemos una participación causal y activa en los conflictos. Somos responsables de los pensamientos, palabras y acciones que se originan en nuestros deseos.

El conflicto en la vida ó una vida en conflicto?

Nadie está exento de tener conflictos. Tarde o temprano estaremos en uno, cuando conocemos como todo esto influye significativamente en nuestro comportamiento podemos reconocer que somos entes activos en un conflicto.
En el libro de Proverbios 23:6-7 se indica como los pensamientos pueden describir a una persona ‘’No comas el pan del egoísta, ni desees sus manjares; pues como piensa dentro de sí, así es. El te dice: Come y bebe, pero su corazón no está contigo.”
Necesitamos escudriñar nuestro corazón y nuestros pensamientos para mantener paz en medio de los conflictos. Lo que está en el corazón es aquello que se ha sembrado en él.
La vida adulta será más o menos conflictiva dependiendo del patrón de crianza, encontraremos personas con dificultades de mantener relaciones sociales efectivas, y esto ha estado presente desde su niñez sin ser corregido mientras se desarrollaba.
El ser humano establece un vinculo afectivo en su niñez que el Dr. Alan Godwin lo describe como (apego) de este depende en gran manera la forma de adecuada de relacionarse consigo mismo (a) y con los que nos rodean, construir vínculos afectivos cuando llevamos una relación de cariño y amor reciproco entre diferentes personas.
Los vínculos seguros en la infancia influyen en la capacidad de tener relaciones sanas en la vida adulta, ya que fortalecen la autoestima, la seguridad y la confianza en las personas.
El establecimiento de vínculos afectivos inseguros contribuye a la inseguridad, falta de autoestima y de confianza, causando relaciones afectivas poco sanas en el futuro.

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