Dios ha dado el trabajo a los hombres para que con el se ganen la vida honradamente y tengan para alimentar a los suyos.
Ya, antes que Adán pecara, Dios le mandó que trabajara en el Jardín del Edén (Génesis 2:15) Después del pecado, el trabajo iría acompañado de fatiga y sudor (Gén. 3:17-19)
A lo largo de todas las páginas de la Biblia, la Palabra de Dios, vemos que el trabajo honrado es bendecido por Dios, pero la pereza es un pecado que empobrece sin necesidad (Proverbios 6:6-11) Es importante ser trabajadores también en los estudios, si somos estudiantes.
¿Podemos ser cristianos de corazón y servir a Dios teniendo nuestros trabajos? SÍ, exactamente es lo que Dios quiere. El Señor Jesucristo trabajó de carpintero. El apóstol Pablo trabajaba en la construcción de tiendas y al mismo tiempo servía a Dios predicando el evangelio (Hechos 18:1-4)
El mismo apóstol nos dice en Efesios 4:28, que debemos trabajar porque esto es bueno y nos da la posibilidad de ayudar a los necesitados.
Algunos de los creyentes de Tesalónica no querían trabajar y el apóstol les dice que si alguno no quiere trabajar que tampoco coma. Les habla del ejemplo que él mismo les había dado trabajando cuando estuvo con ellos. Así que debían trabajar, pero debían hacerlo sosegadamente. 2ª Tes.3:6-15)
Debemos pues, tener nuestro trabajo, pero no con la obsesión de enriquecernos, sino para cubrir nuestras necesidades y tener para ayudar a otros y para sostener la Obra de Dios.
También debemos hacer lo posible para que el trabajo no nos ocupe todo nuestro tiempo, pues debemos tener también para estar con nuestra familia si la tenemos, y para el Señor: Leyendo su Palabra, orando y reuniéndonos con creyentes. También para hablar a otros de Cristo.
Pero hay tiempos o épocas en que esto no fácil, pues el trabajo que tenemos no nos deja mucho tiempo libre y no podemos cambiarlo, en ese caso debemos esperar en el Señor que en su momento y a su manera el nos dará las ocasiones para edificar nuestras vidas.
Si hay dificultades para tener un trabajo, debemos orar a Dios y pedírselo de corazón, ¡El cuida de sus hijos! y si lo tenemos debemos ser serios y fieles en el, tratando de hacerlo lo mejor posible, como si fuera para el Señor.
Aquí, en Madrid hay varios trabajos que ocupan a los obreros aun en los domingos, como son servicios de urgencias, o transportes, etc. Hay cristianos que están ahí, pero el Señor conoce sus corazones que no es por egoísmo, sino por mantener sus familias.
Un hermano llamado Jesús González, ahora jubilado, trabajaba en los autobuses de transportes de pasajeros y no tenía mucho tiempo libre, pero aprovechaba las paradas de final de trayecto, que son más largas, para leer su Nuevo Testamento que siempre llevaba encima. También testificaba a los viajeros del autobús, según el Señor le daba las oportunidades.
Feliciano Briones
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