Veo que tienes preocupación por tus familiares y eso es bueno, pero creo que no es correcto pensar que su salvación depende de nosotros, de nuestra fe y de nuestras oraciones, y que si no se salvan es culpa nuestra. El apóstol Pablo oraba ardien­temente por los israelitas, sus familiares eran de ellos, y ¡no todos se convirtieron!:

“Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salva­ción.” Romanos 10:1.

“Verdad digo en Cristo, no miento, y mi concien­cia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la Ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriar­cas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” Romanos 9:1-5

Pero la Palabra de Dios nos anima no sólo a orar por ellos, sino también a no desmayar en la oración:

“a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”  Hebreos 6:12

En nuestra iglesia todos tenemos familiares inconversos, llevamos años orando por ellos, muchas veces hemos dicho “¿Para qué oramos, si no pasa nada?” pero el Señor nos ha vuelto a animar para seguir pidiendo por ellos.

Dios ha hecho al ser humano libre de escoger, esta libertad es parte de Su Semejanza con la que nos creó, y El la respeta. No fuerza a nadie, aunque sí nos convence y nos da un montón de evidencias. Muchas veces permite el dolor, la adversidad y los problemas para quebrantarnos y hacernos ver la necesidad que tenemos de El, de un apoyo firme y seguro. Pero si a pesar de todo te entiesas y le dices que no, El llorará, se le partirá en corazón, pero no te forzará.

Así que nuestra oración en favor de ellos servirá para que “vean más claro” las cosas espirituales. Para que el Espíritu Santo les testifique en sus corazones… pero luego ellos mismos tienen que tomar la decisión. Este trabajo puede durar años, en tanto que ellos se van “desengañando” de muchas esperanzas humanas. ¡Dios es muy paciente!

Con todo, ellos tienen que “ver” en nosotros que Dios es real, que hay un cambio en nuestras vidas, tienen que ver el fruto del Espíritu a través nuestro: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23.

 

Referencias Bibliográficas

  1. Feliciano Briones Cursos Bíblicos Apartados 2.459 28080 MADRID
  2. correo: [email protected]

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