Varias descripciones de ser lleno del Espíritu Santo
En el libro de Hechos vemos cinco descripciones de cómo viene el Espíritu Santo. Cada término contiene imágenes del Espíritu Santo descendiendo sobre creyentes, indicando que la dirección es del cielo a la tierra. Por tanto, los discípulos fueron llenos desde fuera de ellos mismos, siendo algo más que una intensificación de una presencia espiritual interna ¡fue una visitación divina en toda su plenitud que permanece con nosotros hasta hoy!
Siendo derramado.
El día de Pentecostés, Pedro dijo que él (Jesús) ha derramado esto, el Espíritu Santo, sobre los discípulos (Hch 2:33). Pedro también menciona el pasaje de Joel 2: 28-32 sobre el Espíritu Santo siendo derramado sobre toda carne, un tema que se repite a través de todo el libro de Hechos. No fue un evento aislado que se esperaba terminase con los discípulos, sino que fue una promesa continua para futuras generaciones (Hch 2:38-39).
Descendiendo.
En el relato del evento en Cesarea, Lucas escribe en Hechos 10:44: “Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje”. Este hecho fue repentino e inesperado; en medio de la predicación de Pedro el Espíritu Santo descendió sobre ellos. Fue un acto soberano sin previo aviso. El término vuelve a usarse otra vez: “porque el Espíritu Santo aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hch 8:16).
Viniendo sobre.
Jesús les dijo a los discípulos que recibirán poder cuando el Espíritu Santo “viniera sobre” ellos. En el relato de Pentecostés no se usan las palabras “venir sobre”; sin embargo, el hecho de que “se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos” (Hch 2:3) denota que el Espíritu Santo “vino sobre”. En esos días el Espíritu Santo vino sobre los discípulos y los poseyó, y ahora es algo permanente y que perdura. El Espíritu Santo es ahora el factor controlador en la vida del creyente.
Bautizando.
Jesús dijo antes de su ascensión que Juan bautizó con agua pero que ellos serían bautizados con el Espíritu Santo (Hch 1:5). La comparación del bautismo de agua estaba directamente relacionada con el bautismo del Espíritu Santo. Esta comparación significa inmersión, saturación total, llenar cada poro, ser impregnado con el Espíritu Santo. En este nuevo bautismo el Espíritu Santo es el elemento y Jesús es el agente (Jn 1:26-34).
Llenando.
Este término se usó particularmente en los relatos de los discípulos en Jerusalén y de Saulo de Tarso. Primero, en Hechos 2:2 el Espíritu Santo llenó la casa con un sonido de un viento recio. Los sentidos físicos discernieron primero el sonido llenando toda la casa, siendo envueltos y rodeados por el Espíritu Santo. Segundo, fueron llenos internamente con el Espíritu Santo (Hch 4:4). Lo que se sintió exteriormente se convirtió después en una experiencia interna. Lenguas como de fuego se posaron sobre sus cabezas y hablaron en otras lenguas. Cuando Saulo estaba en Damasco, Ananías oró para que Saulo recuperase la vista y fuera “lleno del Espíritu Santo” (Hch 9:17-19). Así, Saulo, que sería después Pablo, recibió el Espíritu Santo. El venir o recibir el Espíritu Santo ocurre de diferentes maneras. Hay solo dos elementos necesarios para que el Espíritu Santo venga sobre una persona o la llene. Primero fe. La persona debe creer que hay un Dios en el cielo y aceptar la salvación de Jesús. Segundo, la persona debe estar dispuesta a recibir el Espíritu Santo. Este regalo es algo que hemos de aceptar.
3Adaptado de Renewal Theology por J. Rodman Williams.
Extracto del materilal: El Potencial del Líder – www.liderazgo.education