En Lucas 13:1-5, Jesús nos ofrece una perspectiva profunda sobre la injusticia y el juicio. “En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”.

Estas palabras de Cristo destacan un problema global que trasciende el tiempo: “Todos pereceréis”. El término “perecer” tiene un significado profundo, que podemos ver en Apocalipsis 20:14-15: “La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.

El Problema del Calentamiento Global

Así como Jesús señala la necesidad de arrepentimiento, también debemos reconocer la urgencia del calentamiento global. Este fenómeno no solo es un desafío ambiental; es un asunto espiritual que merece nuestra atención y acción inmediata. Aunque la justicia de Dios es inevitable, aún hay esperanza de redención.

Comprendiendo la Injusticia

Primero, es esencial que entendamos cómo Jesús aborda el tema de la injusticia. Muchas personas niegan la existencia de Dios debido a la presencia del mal en el mundo. Jesús, sin embargo, no duda de la realidad del mal. Él confirma que, aunque el mal existe, también existe un juicio que castiga ese mal. Esto significa que la existencia de Dios no se ve afectada por las injusticias que enfrentamos. Dios es justo y, en su tiempo, juzgará todas las acciones.

En segundo lugar, Jesús desafía la idea de que el castigo solo recae sobre los que cometen los pecados más atroces. Él nos dice que el problema es universal: “Todos pereceréis igualmente”. Esta afirmación nos recuerda que el calentamiento global no es solo un problema que afecta a otros; es una crisis que nos involucra a todos.

Responsabilidad Personal en la Crisis Global

Ante la magnitud del calentamiento global, puede ser fácil sentir que estamos impotentes, pero hay algo crucial que debemos recordar: no podemos resolver el problema global de forma colectiva sin antes asumir nuestra responsabilidad individual. La solución comienza con cada uno de nosotros.

Esto implica hacer cambios en nuestras vidas diarias y en la manera en que interactuamos con el medio ambiente. La clave para combatir el calentamiento global es la acción individual y personal. Es nuestra responsabilidad actuar de manera que contribuya a la salud de nuestro planeta. A través de nuestras decisiones cotidianas, podemos hacer una diferencia.

Y sí, hay esperanza, porque a través de Cristo, podemos encontrar un camino hacia la redención y la transformación. Juan 3:16 nos asegura: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Fe y Conversión

La fe en Cristo es la clave para evitar la sentencia de perecer. Este concepto de “creer” no se refiere simplemente a un acto de fe superficial; implica una confianza profunda en Dios y en su plan de salvación. La fe nos permite escapar de la condenación. Todos los pecadores serán juzgados, y aunque algunos enfrentarán penas más severas que otros (como se menciona en Mateo 10:15, Mateo 11:22-24, Lucas 12:47, Juan 15:22-24), la mejor opción es escapar de la condena por completo. ¿No es eso lo que todos deseamos?

Además, en 1ª Tesalonicenses 1:9b-10, leemos: “Cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera”. Esta conversión es esencial. Al alejarnos de lo que nos aleja de Dios y acercarnos a Él, comenzamos a vivir una vida con propósito, lo que incluye cuidar de nuestro planeta.

La Gracia de Dios

Es importante recordar que, “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1). Esta promesa nos llena de esperanza. La gracia de Dios está disponible para todos nosotros, independientemente de nuestras fallas. A través de la gracia, encontramos la fuerza para hacer cambios significativos en nuestra vida y en el mundo que nos rodea.

Conclusión

El calentamiento global es un reto que debemos enfrentar con seriedad. No se trata solo de una crisis ambiental, sino de un llamado a la acción espiritual. La solución comienza con el arrepentimiento y la conversión personal. A través de nuestra fe en Cristo, podemos encontrar la fuerza para cambiar, tanto en nuestras vidas como en el mundo.

No juguemos con fuego; en lugar de eso, trabajemos juntos para preservar la creación de Dios y vivir de acuerdo con Su voluntad. Al hacerlo, no solo aseguramos nuestro futuro, sino que también honramos a Aquel que nos dio la vida.

 

https://youtu.be/um5YaU_D3fc

Andrés Díaz Russell

Coordinador del programa

“ALGO DIOS VA A HACER”

Youtube: https://youtube.com/@algoDiosvaahacer

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