Antes que todo, soy Cristiano

La sociedad de hoy nos demanda posicionarnos, distanciarnos y actuar de una u otra forma, como ser en todos los espacios un cristiano, ser iglesia viva, seguir los pasos del maestro, reflexionemos juntos.

 

Nuestra tarea actual

Hemos de servir como la conciencia de la sociedad, viendo toda la vida desde la perspectiva de Dios e interpretando esa visión en términos prudentes para nuestros conciudadanos.

Como cristianos no buscamos poder, sino una sociedad donde el gobierno promueva la justicia en todas las esferas de la sociedad y proteja el bien común.

Actualmente es un momento crítico para los pastores, eruditos y laicos se apoyen en una visión bíblica del mundo y que la defiendan claramente frente a los que anhelan la verdad.

El apetito del gobierno por el poder puede no sólo amenazar a la iglesia, sino también a otras instituciones y libertades también. Los cristianos, con su conocimiento de la naturaleza del pecado y su tendencia a corromper a aquellos que esgrimen el poder, están en una posición única para influenciar a la sociedad de una manera que proteja esas libertades e instituciones.

Es crucial que la iglesia se comprometa políticamente, para proteger las libertades garantizadas por la Constitución.

Los cristianos tenemos el deber de ser los mejores ciudadanos, aportando justicia y rectitud a la vida pública. Pero manteniendo la actividad política en perspectiva, viendo que cumpla su rol apropiado tal que cada esfera (familia, iglesia, gobierno) lleva a cabo su propia responsabilidad frente a Dios.

 

Enseñar y actuar

Los creyentes debemos enseñar y accionar siempre con discernimiento, algunos aun entendiendo las escrituras, no reconocen aun los reclamos naturalistas que socavan la creencia bíblica.

Se ha de realizar un esfuerzo sistémico para examinar cómo se compara el cristianismo con las demás afirmaciones en todos los aspectos de la vida, pues mucho de lo que tiene el aspecto de cristianismo vuelto a nacer puede satisfacer al espíritu de la época, pero no es cristianismo autentico.

El analfabetismo espiritual es un obstáculo para la enseñanza de la verdad, debemos comenzar por reintroducir a los niños en la lectura de la Biblia en las aulas de los colegios, lo cual es legal si lo hacemos de la manera correcta.

Los cristianos deben argumentar la necesidad de más libertad académica, y poder participar de la instrucción.

 

Propiciar el cambio cultural

La cultura siempre ha sido hostil a los evangélicos y siempre lo será, los centros del poder cultural están en manos de los secularistas.

Por ello los cristianos se sientan a menudo solos y aislados, olvidando que de nuestro lado hay un poder más grandioso que lo que podría generar cualquier secularismo: el poder del Espiritu que nos ha dado Jesucristo es todo lo que se necesita para permitir que la iglesia cumpla con su misión.

Los cristianos están llamados a ser contraculturales, una fuerza para el cambio moral en un mundo de pecado. Pero si renunciamos a ese rol, entendamos que al dejar de intentar cambiar la cultura, la cultura ya nos habrá cambiado a nosotros.

Somos agentes de la gracia redentora de Dios, traer a los demás a Cristo, pero somos también agentes de su gracia común: sustentando y renovando su creación, defendiendo las instituciones creadas de la familia y la sociedad, criticando las visiones falsas del mundo.

Superar la fragmentación

El egocentrismo separa a las personas y produce falta de compromiso hacia los demás. Es la asociación con un grupo en particular que exhiba alguna identidad en común, esa identidad de grupo define entonces el significado de nuestra vida y proporciona la base para negociar con los que están en el poder.

El proceso de fragmentación cada vez mayor de nuestra cultura en grupos más pequeños, el cual tiene sus raíces en la visión del mundo adoptada por occidente tendiente al individualismo.

Esta visión del mundo concentrada en el yo separa a las personas y genera falta de compromiso hacia los demás, afectando a todas nuestras instituciones, pero en especial debilita el trabajo, el matrimonio, la familia y la iglesia.

¿Cómo podemos comenzar a ser  cristianos si no morimos al yo y nos entregamos completamente a Jesucristo? Se pierde el significado de la vida cuando nos obsesionamos con nosotros mismo o nuestros estrechos clanes de intereses propios.

El significado de la vida lo encontramos en conocer y servir a Dios y amar y servir a nuestros semejantes. El cristianismo le pone fin a la fragmentación es la única cosmovisión que en vez de separar reúne en una trascendente unidad.

 

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