Queridos lectores, aunque el título de este artículo puede sonar a lección culinaria, no se trata de eso. En cambio, hoy trataremos un principio bíblico que tiene un significado profundo y eterno. Vamos a hablar del rodillo y de la sartén, dos elementos que pueden representar el dolor en nuestras vidas, pero que tienen diferentes propósitos.
El Rodillo
El rodillo se puede ver representado en Isaías 40:3-4, donde se nos dice: “Preparad camino a Dios; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane”. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la necesidad de apartarnos del pecado y la arrogancia.
Como dice un proverbio japonés: “Al clavo que sobresale le van a martillear”. Esto significa que el rodillo puede doler, pero su función es restauradora. El objetivo del rodillo es corregir y preparar nuestro corazón para recibir a Dios. Si deseamos que el Espíritu Santo habite en nosotros, debemos reconocer nuestros pecados y cambiar con humildad. No hay espacio para la soberbia; el camino hacia Dios implica una disposición a ser transformados.
La Escritura también nos enseña sobre la humildad en Lucas 18:14: “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. Aquí encontramos un principio clave: aquellos que se elevan a sí mismos serán bajados, mientras que los humildes recibirán la exaltación de Dios. Este concepto se refuerza en Romanos 3:27: “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida”.
Así, el rodillo puede ser visto como un instrumento que nos ayuda a nivelarnos ante Dios. El versículo Mateo 20:16 nos dice: “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros”. En este sentido, el rodillo actúa para hacer que todos estemos al mismo nivel, dejando que Cristo, nuestro Señor, sea exaltado sobre todos.
La Sartén
Por otro lado, la sartén la vemos representada en Isaías 30:33: “Tofe ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Dios, como torrente de azufre, lo enciende”. Es importante aclarar que “Tofe” hace referencia al infierno, un lugar de sufrimiento eterno preparado por Dios, no por Satanás.
La imagen de la sartén es muy diferente de la del rodillo. Mientras que el rodillo busca corregir y restaurar, la sartén representa un sufrimiento retributivo. Aquellos que rechazan a Cristo y sus enseñanzas enfrentan este tipo de dolor eterno. Apocalipsis 20:10 y 14 nos recuerda que el diablo y sus ángeles, así como aquellos que no aceptan al Salvador, experimentarán el tormento en este lugar.
La advertencia es clara: “El que no acepte el rodillo beberá del vino de la ira de Dios”. Este sufrimiento no tiene remedio ni alivio, como se menciona en Apocalipsis 14:10-11: “Y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero”. El sufrimiento en la sartén no busca corregir, sino castigar.
La Elección entre el Rodillo y la Sartén
Ahora entiendes por qué prefiero el rodillo a la sartén. ¿Y tú? La decisión entre estos dos caminos radica en nuestra respuesta al llamado de Dios. En el pasaje de Isaías sobre el rodillo, encontramos a Juan el Bautista diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2). Este llamado a la acción es relevante para todos nosotros hoy.
Cuando reflexionamos sobre nuestras vidas, debemos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a permitir que Dios nos corrija y nos prepare? La respuesta correcta puede llevarnos a evitar el dolor eterno de la sartén.
Si estamos listos para aceptar el rodillo, estamos eligiendo un camino de restauración y transformación. La salvación se acerca a nosotros hoy, y es una oportunidad que no debemos dejar pasar.
La verdad es que todos enfrentamos desafíos y sufrimientos en nuestra vida. Sin embargo, el rodillo de Dios está diseñado para moldearnos y hacernos más como Él. La exhortación es clara: aceptemos el dolor del rodillo y evitemos la eterna tristeza de la sartén.
Conclusión
El tiempo es oro, y cada día es una oportunidad para prepararnos. La verdadera esperanza radica en estar en paz con Dios y ser parte de Su familia. Así que, al finalizar este artículo, te animo a reflexionar sobre tu camino. El rodillo y la sartén representan dos destinos diferentes, y la elección es nuestra.
Decide hoy buscar la restauración que ofrece el rodillo. Acepta el llamado a arrepentirte y a prepararte para el reino de Dios. No esperes a que sea demasiado tarde. Recuerda que el dolor del rodillo es temporal, pero el sufrimiento de la sartén es eterno. Elige sabiamente.
https://youtu.be/h_Glwzx89aE?si=vxEiTUI3PbxDht5a
Andrés Díaz Russell
Coordinador del programa
“ALGO DIOS VA A HACER”