LA EPISTOLA A LOS ROMANOS
INTRODUCCION Y BOSQUEJO
Es esta una carta singular que muy bien se podría llamar “El Quinto Evangelio” o “El Evangelio Según San Pablo” y es cuando lo vemos así que cobra mayor importancia en nuestro estudio de la Palabra de Dios. Pablo les dice a los creyentes de Roma en sus saludos:
“A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.”
Romanos 1:14-15
Les dice esto como un deseo expreso de ir a Roma, ese era su proyecto, lo vemos unos versículos antes:
“rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.” Romanos 1:10
Pero siendo un hermano experimentado en circunstancias adversas y sabiendo que no siempre los deseos se hacen realidad por más nobles que sean o por lo menos en breve plazo, les escribe, en esta carta, el evangelio que desea predicarles. ¡Tardó más de dos años en llegar a Roma después de escribir la epístola! Maravillosamente Dios permitió que esta carta no fuese solo para los romanos, sino para toda la Humanidad.
¿OTRO EVANGELIO?
Tenemos los cuatro evangelios que nos abren el Nuevo Testamento y que nos presentan la persona y la Obra de Jesucristo en sus 33 años de vida humana, en ellos se ve su interés y amor por las personas y el cumplimiento de las promesas que le acreditaban como el Mesías que Israel esperaba, el Salvador del Mundo. En ellos también podemos ver su muerte y resurrección y su ascensión a la diestra de Dios. Cada uno tiene su característica particular que no voy a mencionar ahora. El Señor le da a Pablo una revelación profunda de lo que Dios ha hecho en “la cruz de Cristo” y se esfuerza en predicarlo y aclararlo y él lo llama “su evangelio”.
“en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.” Romanos 2:16. También lo podemos ver en Romanos 16:25; y 2ª Timoteo 2:8.
CRISTO CRUCIFICADO
Dios no espera nada del ser humano para a cambio darle el Cielo, ese dicho de “ganarse el Cielo” es evangélicamente un disparate; los creyentes sabemos que Cristo vino a salvar a los pecadores y eso somos todos, así que Jesucristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras 1ª Cor. 15:3. Pablo se esforzó en predicar a Jesucristo y a éste crucificado 1ª Cor. 2:1-2
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.”
y lo hizo en todas partes con esmero y claramente de tal manera que después podía recriminar a aquellos que lo habían olvidado. Gál 3:1
“¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?”
Y esto es lo que notamos en esta carta hasta el final del capítulo 8. “El evangelio según San Pablo” nos describe cuidadosamente los resultados de la muerte y resurrección de Cristo aplicados a la vida de los creyentes, la comprensión y conocimiento de esta epístola nos ayudarán mucho para entender todas las demás.
Veamos estos dos apartados que son el corazón “del evangelio según San Pablo”:
Primero nos presenta a Cristo muriendo y resucitando para nuestra justificación.
Segundo a nosotros muertos y resucitados con Cristo para nuestra santificación.
LA JUSTIFICACION
Capítulos 1:18 al 3:20
De una manera magistral lleva tanto a gentiles como a judíos al convencimiento de su culpabilidad delante de Dios quien tiene que juzgarles, y les muestra de antemano que es un juicio perdido, que nadie alcanza la altura moral y espiritual que Dios pide y que por lo tanto todos somos culpables.
Capítulos 3:21 al 5:11
Presenta aquí la manera en que Dios ha provisto una maravillosa salida a esta situación desesperada del ser humano en la persona y la Obra de su Hijo Jesucristo. Aquel que no hizo pecado cargó sobre sí mismo todas nuestras miserias, pecados y locuras y ¡pagó por ellas! Ofreciéndonos a cambio su vida perfecta y sin mancha de ninguna clase para que pasemos con garantías de éxito el juicio venidero. Dios nos ofrece, por medio de la fe, una salvación completa y segura en Jesucristo. Los 11 versículos del capítulo cinco nos cuentan los maravillosos resultados de esa Justificación.
LA SANTIFICACION
Capítulos 5:12 al 8:31
Dios nos ha comprado por el precio de la sangre de Jesucristo, ahora somos suyos, tenemos que vivir para El. Esto es la santificación. ¡Es lo que todos los creyentes deseamos! Pues bien, de la misma manera que la muerte y resurrección de Cristo provee nuestra justificación, nuestra muerte y resurrección con El provee nuestra santificación.
En los versículos 12 al 21 del capítulo 5 nos habla de Adán y Cristo, por Adán entró el pecado en el mundo, su desobediencia afectó a la raza, a todos sus descendientes, generó una raza de pecadores sin solución ni arreglo. Cristo es Cabeza de otra raza y en El somos recreados justos, su misma vida es ahora la vida de los creyentes justificados por El.
El capítulo seis nos hace ver con la imagen del bautismo que hemos muerto a Adán, la vieja naturaleza, y hemos resucitado a una nueva vida, la de Cristo. Ahora, por la fe, vivimos una nueva vida libertada del pecado.
El capítulo siete nos dice que no solo hemos muerto en Cristo al pecado, sino también a la Ley ¿Por qué también a la Ley? Porque todos los intentos de cumplir la Ley, de sujetarnos a un código, de ponernos una meta moral o espiritual, activa nuestro viejo hombre… y no conseguimos ningún objetivo, sino que fracasamos. Veamos este versículo:
“Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.”
Romanos 7:21
La nueva vida se vive por fe, al igual que la justificación así la santificación, Cristo ha venido a vivir en el creyente por el Espíritu Santo, debemos aprender a dejarle vivir su vida en nosotros, cualquier otro atajo nos lleva al fracaso.
El capítulo ocho nos habla de la vida nueva, la vida abundante y plena del Espíritu contrastándola aun con los resultados de la vida vieja, la carne, el viejo hombre, el yo, resultados de muerte, enemistad con Dios, frustración y fracaso. Los versículos 18-39 de este capítulo es un himno de victoria, esperanza y seguridad de lo que Cristo hizo para nosotros. Son las garantías que Dios nos da a los creyentes de nuestra salvación y glorificación con Cristo por toda la eternidad..
Pablo nos dice al comienzo de la carta que en el evangelio la justicia de Dios, la vida de Dios, su plenitud, su plan, se revela o se experimenta por fe y para fe.
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:17
LOS CAPÍTULOS DEL 9 AL 11 INCLUSIVE
Estos capítulos hay que verlos a “la luz” de lo que llevamos estudiado en la epístola, porque nos aclaran lo que despertaba la perplejidad de muchos creyentes: la actitud de Israel como nación ante el evangelio. ¿Por qué rechazaban a Cristo? ¿No esperaban al Mesías? ¿Qué clase de Mesías esperaban? Ellos se creían con todos los derechos del mundo para ir al Cielo en razón de ser el Pueblo de Israel, el Pueblo de Dios, el Pueblo de las Promesas, de los Patriarcas y de los Profetas. Esperaban un Mesías que les diera palmaditas en la espalda y les dijera que todo estaba bien y les concediera todos sus deseos. Pero según la predicación del evangelio “Cristo crucificado” era igual para ellos que para los gentiles, y esto es lo que no aceptaban de ninguna manera. El rechazo de Israel al evangelio abre la puerta del “tiempo de los gentiles” que dura hasta hoy, pero Dios no ha dejado a su pueblo quien volverá a ser protagonista cuando los “tiempos de los gentiles” se acaben.
LOS CAPITULOS DEL 12 AL 15:13
Nos marcan las “líneas maestras” del vivir cristiano, pero para vivirlo sobre la base de la Vida Nueva que hemos recibido en Cristo y que ya hemos visto en la parte llamada “La Santificación” ¡porque de otra manera no se puede vivir! En algunas Biblias pone un subtítulo al comienzo de esta sección con estas palabras: Deberes cristianos y esto parece que nos induce a tratar de vivir de esta manera con nuestras fuerzas, pero esto no es posible como ya hemos visto, ni Pablo lo dice con esta intención porque fracasaríamos, la vida cristiana nos resultaría un trabajo ímprobo, agotador, imposible; pero si dejamos a Cristo vivir en nosotros, si el Espíritu nos guía, entonces vivir así será lo más natural del mundo. Aun “la prueba de fuego” del amor a los débiles expresado en el capítulo 14 hasta el 15:13 se supera fácilmente.
EL FINAL DE LA EPISTOLA 15:14 AL 16:27
Pablo retoma el tema de la introducción en que dejó en el capítulo 1:15 y les comparte sus inquietudes personales y pide oración. Después entra a saludar a muchos de los creyentes de Roma a quienes conoce personalmente y sabe de su trabajo en la obra del Señor.
Feliciano Briones
Apartado 2.459
28080 MADRID